Gustavo Bianchi, Fabiana Drincovich, Daniel Ploper, Galo Soler Illia, Irene Wasilevsky y Hernán Svoboda fueron los jurados del Premio InnovaT – 25 años. Estuvieron a cargo de la selección de los ganadores – primer y segundo premio, y mención de honor – entre los 27 proyectos que se presentaron.
“En primera instancia seleccionamos las propuestas enfocadas a generar un impacto ambiental positivo, que fueran factibles, y que apuntasen a un público que las necesita para resolver una demanda concreta”, explica Hernán Svoboda, quien además fue Coordinador del Jurado.
Después de este primer filtro, ¿qué priorizaron a la hora de elegir a los ganadores? ¿Qué distingue a un buen proyecto científico de uno que llega al mercado y puede ser vendido?
“Si la propuesta es viable, la única forma en la que puede ser sustentable en el tiempo y alcance todo su potencial es desarrollando el aspecto comercial. Porque si no el producto o el proyecto van a quedar en el laboratorio. Incorporar estos socios es también lo que valida el desarrollo a nivel comercial más allá de lo técnico”, dice Irene Wasilevsky.
En términos de factibilidad, ¿qué analizaron?
Hernán Svoboda (HS): Hubo proyectos con propuestas de planta o procesos pilotos, que buscaban hacer el escalado para su industrialización. En la primera selección elegimos proyectos que, además de la parte científica, tuviesen evaluaciones de proyección económica y comercial, y un fuerte proceso tecnológico detrás. Hubo proyectos que científicamente eran buenos pero que tecnológicamente eran inviables.
Fabiana Drincovich (FD): Lo que analizamos es que desde el punto de vista de la capacidad técnica tengan equipos con cierta consolidación, conocedores del campo y que tuvieran el personal para responder al problema. Fue también importante que hayan identificado una demanda real, porque hubo proyectos donde nos quedaba duda de quién lo iba a poder utilizar.
¿Qué importancia tiene convocar en la elaboración del proyecto a profesionales de diferentes disciplinas?
Irene Wasilevsky (IW): En algunos casos si bien habían identificado la demanda y tenían clara las ventajas competitivas desde el punto de vista de las características del producto, no habían identificado un mercado o no sabían si el producto se iba a poder vender.
Galo Soler Illia (GSI): Vimos tres clases de proyectos: los primeros, que bien podrían encuadrarse dentro de proyectos de investigación, eran buenos y de calidad pero no alcanzaba porque no tenían identificado un mercado potencial o no habían valorizado el producto. En el segundo grupo estaban aquellos que podían empezar a materializar una idea en función de una aplicación de un producto. Estaban bastante verdes pero algunos eran muy interesantes. Y, finalmente, estaba el tercer grupo, con propuestas más cuidadas y profesionales, donde se veía una mirada más fuerte desde el punto de vista comercial, una mejor definición de un producto, de los nichos de mercado, y del tipo de tecnología que ellos querían vender. Podían lograr que alguien pagara por eso.
Daniel Ploper (DP): En general esa parte más comercial requiere, más allá de la especificidad científica, la interacción casi obligatoria con otras disciplinas por ejemplo del área comercial, marketing o economía. Porque en general la gente que hace medioambiente no tiene esos conocimientos comerciales. Un buen proyecto es aquel que tiene un desarrollo analizado.
IW: En algunos incluso estaban identificados los primeros adoptantes, porque habían participado de las etapas de prueba. Era la demanda la que generaba esta necesidad y el proyecto ya identificaba a los futuros consumidores, ya sabían quién iba a estar del otro lado, comprando.
¿Qué recomendarían a los investigadores que están buscando llevar sus productos al mercado?
Gustavo Bianchi (GB): Hay en el sistema profesionales que se ocupan de la parte económica, hay que salir del ambiente científico tecnológico y empezar a relacionarse. Los ecosistemas de innovación dependen mucho de que se rompan las barreras entre academia, industria y emprendimiento.
DP: El lenguaje en común entre la empresa y el investigador es fundamental. Si no existe ese nexo no hacés nada, porque cada uno habla su idioma y se queda encerrado en sí mismo.
Jurados
Dr. Gustavo Bianchi: Investigador con amplia trayectoria en el sector privado en diferentes roles como consultor, director y fundador de empresas en el sector químico y energético, destacándose como primer gerente general de YPF TECNOLOGÍA (Y-TEC). En la actualidad es Director de Innovación Energética y Ambiental, Instituto Malvinas, UNLP.
Dra. Fabiana Drincovich: Investigadora principal del CONICET especializada en Bioquímica y Biología Molecular, aplicada a la producción vegetal y alimentos, obtuvo el prestigioso galardón L’Oréal UNESCO y lidera el grupo que recientemente obtuvo una patente para mejorar la eficiencia en el rendimiento de cultivos.
Dr. Daniel Ploper: Investigador principal del CONICET y desde 2004 se desempeña como Director Técnico de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres, el centro de investigación agrícola y transferencia más antiguo del país, que cumple un importante rol en el desarrollo agroindustrial del noroeste argentino. Tiene una amplia trayectoria en investigación y transferencia tecnológica, destacándose especialmente en el cultivo de soja.
Dr. Galo Soler Illia: Investigador principal del CONICET y en la actualidad se desempeña como Decano del Instituto de Nanosistemas. Por sus investigaciones recibió dos premios Houssay, y un Konex de Platino. Diseña y produce nuevos nanosistemas con arquitecturas inteligentes y propiedades a medida, utilizando métodos químicos inspirados en la naturaleza.
Mg. Irene Wasilevsky: Economista especializada en finanzas. Asesora a empresas y organizaciones públicas y privadas en materia de mercados de capitales, finanzas, financiamiento pyme, desarrollo financiero de proyectos de innovación, mercados ambientales, desarrollo y finanzas sostenibles. En la Bolsa de Comercio de Buenos Aires es Responsable de Investigación y Desarrollo de Mercado de Capitales y en la actualidad es Coordinadora del Fondo Fiduciario para la Protección Ambiental de los Bosques Nativos.
Coordinador del Jurado:
Dr. Hernan Svoboda: Investigador independiente del CONICET especializado en Ingeniería y Tecnología de Materiales.