Un día como hoy pero hace 72 años se creaba la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Desde entonces, este organismo estatal se ha dedicado al estudio y el desarrollo de la energía nuclear con fines pacíficos en nuestro país. En este marco, desde InnovaT entrevistamos a Fabiana Gennari, doctora en Ingeniería y Jefa del Departamento Fisicoquímica de Materiales de la CNEA para conocer más sobre la energía nuclear y los últimos avances en materia de energías limpias.
¿Por qué el uso de la energía nuclear genera tanta controversia? ¿Se considera una energía limpia? ¿Es más o menos segura que otras formas de generación de energía?
La energía nuclear es atractiva en el contexto actual para ampliar el acceso a la energía y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Es una energía estable que no depende de factores externos como el sol o el viento y es capaz de estar en línea en forma continua. Es una energía limpia durante su generación, no solo por estar libre de emisiones de dióxido de carbono sino también por un menor impacto respecto a las renovables en cuanto a la cantidad de energía que produce relativa al espacio ocupado, con más del doble de tiempo de vida útil.
A pesar de estas ventajas, la energía nuclear enfrenta problemas de aceptación social debido al impacto de accidentes nucleares como el de Chernobyl, y los temores asociados con la radiación o con la disposición final de los residuos nucleares. Chernobyl fue un accidente debido al resultado de un experimento innecesario y plagado de errores humanos, en una central antigua y que carecía de los domos de contención que tienen la mayoría de los reactores. En el caso del temor a la radiación, está asociado con lo que no se entiende del todo o se ignora. La radiación es parte de nuestra vida cotidiana y estamos expuestos a ella diariamente. Al comer banana o volar en avión estamos expuestos a más radiación que si viviésemos en las cercanías de una central nuclear. En cuanto a los desechos nucleares, existen tecnologías probadas para su contención y disposición final segura. Además, las cantidades involucradas son reducidas, si se compara con las toneladas de desechos que se generarán a partir de paneles solares para el 2030. Puedo decir que comparativamente la energía nuclear es una alternativa válida y competitiva como fuente de energía, y puede contribuir a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la lucha contra el cambio climático.
Considerando lo mencionado, no hay un tipo de energía ideal, todas presentan ventajas y desventajas. Para los próximos años y en cuanto a reactores de fisión, la tendencia a nivel mundial es la construcción de reactores de pequeño tamaño, que puedan proporcionar electricidad y calor para respaldar la producción de hidrógeno por diferentes procesos. A largo plazo, proyectos internacionales como el ITER buscan consolidar a la energía de fusión como la solución limpia a la creciente demanda energética mundial, siendo libre de residuos radioactivos y de emisiones de gases de efecto invernadero.
En los medios se está hablando con frecuencia del hidrógeno verde. ¿Qué es y por qué podría ser una alternativa a los combustibles fósiles?
El hidrógeno resulta atractivo por ser una molécula cuya combustión permite obtener energía y producir agua como único producto secundario. Pero no es una fuente primaria de energía como lo son los combustibles fósiles. El hidrógeno no se encuentra libre en la naturaleza, está formando compuestos, y para obtenerlo se debe sacar de estos compuestos gastando energía. Se llama hidrógeno verde al hidrógeno producido a partir de las energías renovables como el sol o el viento, por ejemplo mediante la ruptura de la molécula de agua por electrólisis. Esta transformación de energía renovable a hidrógeno permite guardar energía cuando está el sol o el viento, y amortiguar el desacople entre la oferta de energía y la demanda que sufren las energías renovables intermitentes. De este modo el hidrógeno producido a partir de energías renovables se convierte en un “portador de energía limpia”, que puede ser transportado hasta los sectores de uso final difíciles de descarbonizar, como el transporte y la industria. Por lo tanto, sería posible reemplazar el uso de combustibles fósiles en ciertos sectores, empleando hidrógeno como portador de energía limpia y renovable.
En 2016 ganaste el Premio L’Oreal-Unesco por tu trabajo en el desarrollo de energías limpias, específicamente, para la obtención de hidrógeno. ¿De qué se trata este proyecto? ¿Es posible pensar que el hidrógeno reemplace en el futuro a los combustibles fósiles?
El proyecto está orientado a promover el empleo del hidrógeno como portador de energía renovable y amigable con el medio ambiente. Para ello se propone producir el hidrógeno a partir de la biomasa en forma limpia empleando catalizadores especialmente diseñados, y almacenar el hidrógeno en reservorios sólidos para su transporte seguro y eficiente hasta su empleo en celdas de combustible. Los materiales desarrollados para estas funciones son de naturaleza nanoestructurada, con propiedades particulares para cada aplicación: la producción de hidrógeno, el almacenamiento de hidrógeno y la captura selectiva de dióxido de carbono. Todos estos materiales son investigados en el marco de un contexto integral que involucra el empleo de hidrógeno producido a partir de biomasa en forma directa, o como un medio para almacenar y transportar las energías renovables de naturaleza intermitente. En estos procesos, se busca reducir las emisiones de dióxido de carbono al medioambiente mediante su captura en los lugares de emisión o su transformación a compuestos de valor agregado.
El hidrógeno es un portador de energía renovable y su inserción permitiría llevar estas energías limpias a diferentes sectores de uso final, ayudando con la descarbonización. Entre estos sectores se incluye la industria, donde el hidrógeno se utiliza para la producción de amoníaco, metanol y otros productos químicos, y actualmente se produce a partir de combustibles fósiles; el transporte, empleando pilas de combustible alimentadas con hidrógeno en vehículos y transporte pesado; la energía, donde el hidrógeno podría emplearse para calefacción en edificios o generación de electricidad con turbinas a gas. Sin dudas, el panorama energético futuro incluye al hidrógeno como un partícipe necesario para lograr un modelo energético sostenible, bajo en emisiones de dióxido de carbono.