Fue en el marco del encuentro “Migración de ideas 2024” organizado por la Fundación Balseiro. Allí, presentaron los casos exitosos de transferencias de conocimientos y tecnologías del organismo, y la capacidad del sistema científico tecnológico para generar innovaciones con alto valor agregado.
En la ciudad de San Carlos de Bariloche, especialistas del CONICET, disertaron sobre los procesos de desarrollos e innovaciones tecnológicas y productivas generadas desde el organismo. Sobre la interacción del sector público y privado puntualizaron en el rol del sistema científico tecnológico en la generación de soluciones innovadoras para dar respuestas a demandas del sector productivo. A su vez, destacaron la importancia de la vinculación con las empresas en la maduración e implementación de innovaciones estratégicas con gran impacto económico y social.
Esto se dio en el marco del encuentro anual “Migración de ideas 2024”, organizado por la Fundación Balseiro, que brinda las bases para el diálogo entre las ciencias, la cultura, la educación y el mundo empresarial. Allí, participaron de los paneles de disertantes distinguidos y expertos, la investigadora Raquel Chan, directora del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL, CONICET-UNL), los investigadores Hugo Menzella, director del Instituto de Procesos Biotecnológicos y Químicos (IPROBYQ, CONICET-UNR), Federico Ariel del Instituto de Fisiología, Biología molecular y Neurociencias (IFIBYNE, CONICET-UBA) y Lucas Garibaldi director del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural (IRNAD, CONICET-UNRN).
En el panel de disertantes, la científica Raquel Chan expuso sobre la contribución de la biotecnología vegetal para el mejoramiento de cultivos y la relevancia del desarrollo en Ciencia y Tecnología. Presentó la tecnología HB4® tolerante a la sequía, una innovación productiva y tecnológica incorporada en el mercado internacional. “De la biomolécula hasta el mercado llegamos porque hicimos asociaciones que fueron virtuosas, por un lado con la empresa Bioceres aportando no solo su capacidad de hacer ensayos de campo sino con todo el conocimiento de negocios y regulatoria, llegamos a ensayos de trigo y de soja que dieron muy buenos resultados. Y, por otro lado, después de asociarnos con Bioceres, logramos gracias a la inauguración del edificio con el apoyo del Ministerio de Ciencia y Tecnología y del CONICET tener un campo experimental para hacer el escalado y transferir la tecnología”, detalló Chan. A su vez, explicó: “En Argentina hay 62 plantas transgénicas que han sido aprobadas, de las cuales 56 fueron solicitadas por empresas multinacionales, 3 son desarrollos extranjeros presentados por empresas nacionales y sólo 3 son desarrollos nacionales, y de esos, 2 surgen de nuestro instituto que son la soja y el trigo con HB4, y de los cuales estamos muy orgullosos”.
También contó la experiencia de otros desarrollos científico tecnológicos donde, junto a su equipo de investigación, estudió la arquitectura de las plantas y su plasticidad aplicando peso a su tallo principal para el aumento de la producción de cultivos y cómo esto se trabajó en dispositivos de enseñanza en diversos barrios, sus clubes, asociaciones de agricultores familiares, escuelas agrotécnicas, entre otros.
Por su parte Hugo Menzella fundador de la Empresa de Base Tecnológica Keclon, que produce enzimas para diferentes industrias, detalló el proceso de armado de la misma. Resaltó el crecimiento y expansión de la planta de producción (que exporta el 80% de sus productos), y puntualizó en la relevancia de replicar este tipo de empresas para el desarrollo del país. A posterior de su presentación comentó el potencial de escalar a nivel industrial el desarrollo de una tecnología para soluciones de empresas del sector aceitero, donde antes no había potencial de escalado y hoy tienen una planta que permite realizar distintas actividades con competitividad a nivel mundial. En esa misma línea, Menzella destacó las capacidades del Instituto Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas y Geoambientales (IPATEC, CONICET-UNCo) para el desarrollo de la biotecnología aplicada en la región patagónica.
Además, participó la especialista en microbiología ambiental, María Eugenia Farías quien, a través del organismo, licenció tecnologías de fertilizantes biológicos a la empresa PunaBio para mejorar el rendimiento y sanidad de los cultivos.
Del panel de expertos, formó parte el investigador del Consejo Lucas Garibaldi quien dialogó sobre biodiversidad, mejoramiento del rendimiento de los cultivos de manera sustentable y estrategias de diversificación agrícola. Sobre lo expuesto, reflexionó cuáles fueron sus experiencias como científico para avanzar en la conformación de EBTs: “La motivación es poder trasladar más de 20 años de experiencia en investigación en temas de diversidad, medioambiente y producción a la práctica para regenerar y traer vida a los campos, que se pueda producir en sinergia con la conservación de la naturaleza”. En ese sentido, agregó que este tipo de empresas “no existían en Argentina, son de innovación, por eso es importante que se armen desde los equipos de investigación. Tienen muchos desafíos tecnológicos y es una gran satisfacción ver que todo los papers y la información que generamos, tiene consecuencias prácticas aplicadas y muy importantes”. Las EBTs creadas por Garibaldi, que se encuentran en proceso de reconocimiento por parte del CONICET, son Agrodesign y Eiru Tech.
Estuvo presente el investigador Federico Ariel, fundador de la EBT Apolo Biotech donde se desarrollan tecnologías basadas en ARN para soluciones novedosas, sostenibles y ecológicas relacionadas al control de plagas y el mejoramiento de los cultivos. “Decidimos empezar a trabajar con cultivos intensivos, verduras y frutas como la vid, los cítricos y las frutillas, por la escala y porque están en contacto con el productor, son cultivos periurbanos y también, son los que comemos de manera directa. La decisión fue por tener en cuenta ese triple impacto: social, ambiental y económico”, consideró Ariel. El especialista remarcó el apoyo de los distintos organismos públicos para el crecimiento de la empresa “fuimos creciendo, este año inauguramos la primera planta de producción de ARN de América Latina que está en la ciudad de Santa Fe, la cual nos permite pensar en aplicar este tipo de tecnologías a cultivos extensivos. El Estado, a través de los distintos organismos e instituciones, viene acompañando a Apolo. Todo esto se desarrolló en Universidades Públicas y en el CONICET, Apolo no existiría si no fuera por ello y hoy se presenta como un nuevo actor del sistema científico”, concluyó Ariel y cerró su exposición enfatizando que, en la actualidad, su empresa cuenta con 30 personas y proyectan ser pioneros de la tecnología del ARN a escala mundial.
Al finalizar este evento, la investigadora Yanina Fasano del INN (CONICET-CNEA) y vicepresidenta ejecutiva de la Comisión de Administración de la Fundación Balseiro, puso en valor el rol del CONICET como institución que genera y fomenta la comprensión, y la resolución de problemas concretos de la sociedad.
En “Migración de ideas 2024” hubo otros expositores referentes en la temática como Sergio Feingold, director del Laboratorio de Agrobiotecnología del INTA y Lucas Lieber, fundador y CEO de BioHeuris. Dichos paneles estuvieron moderados por Juan Soria, de la empresa SF500.
Por el Área de Comunicación del CCT CONICET Patagonia Norte.